El filósofo... su carácter, su vida, su ser

Un filósofo: es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas extraordinarias; alguien a quien sus propios pensamientos le golpean como desde fuera, como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y rayos; acaso él mismo sea una tormenta que camina grávida de nuevos rayos; un hombre fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes.

F. Nietzsche

La escuela de Atenas, de Rafael

La escuela de Atenas, de Rafael
Descubre a los filósofos!

miércoles, 16 de junio de 2010

JUNIO de 2010 - CONSTRUCCION DE LA CIUDADANIA

Estimados alumnos de 2°A (ESB):

En este espacio podemos ir compartiendo material sobre lo que estamos viendo en clase.

La idea sería que por medio de comentarios puedan agregar textos, páginas, notas... que les resulten interesantes y que podamos ir comentando.

Les pido que sean CLAROS y que escriban todo lo que haga falta para que se pueda comprender la idea.

En general los temas serían:

- Los valores
- La verdad
- Los medios de comunicación
- La ciudadanía

¿Tenés algo para compartir?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos parece interesante
tratar el tema, mas que nada el de Los medios de comunicación, ya que actualmente la sociedad esta muy dividida debido a esto, ya que los gustos son distintos y muy variados.

Irina Ontivero y Camila Ceal

Anónimo dijo...

Hola, aporto algo, la historia desde los vencidos... (por Victor Heredia):

TAKY ONGOY

Quienes suponen que la historia puede ser contada desde una sola posición, desde un solo punto de vista, se equivocan, por eso no pretendo que esta que presento aquí sea la única versión. No lo es, está es la de los vencidos, o por lo menos la de los que aparentemente han sido derrotados, el reverso de la moneda que hasta hoy nos han mostrado los supuestos vencedores; pues habría que preguntarse hasta que punto ha sido vencida una cultura que subyace en nuestra memoria colectiva y pugna tozudamente por perdurar a través de los siglos y lo consigue con la permanencia de sus ritos y creencias ancestrales, con la permanente vigilia de quienes son descendientes directos de los que alguna vez fueron dueños de estos territorios y del continente entero, con la inevitable emoción que nos embarga cuando el sonido de una quena, un erke, un sikus golpea nuestro corazón y nos remite involuntariamente a una zona que nuestra memoria reconoce, dolorida y melancólica, como si ese sonido perteneciera a un bello pasaje de nuestra vida anterior.

Y así debe ser: quizá algunos de nosotros haya sido parte de ese sonido que aleteo en el aire claro de las cumbres andinas cientos de años atrás y también porque no, de aquel español taciturno, valiente y ambicioso que se aventuró hasta estos confines a pesar de sus temores, movido por su sed de riqueza y conquista.

Estamos hechos, pues, de los dos barros: del indio y del español. Lo que deberíamos averiguar de una vez por todas a esta altura, es quienes somos: ¿ los conquistadores o los conquistados? Si estamos en este continente de paso o si formamos parte de él, en definitiva si esta es nuestra casa. Si así fuera, no cabe duda de que nuestra posición es la de los vencidos, ya que hechos como los que aquí narro se han sucedido a lo largo de toda nuestra historia en una interminable repetición de horrores y calamidades sociales, económicas y políticas, que nos hermana inevitablemente con los primeros pobladores de este continente, avasallados desde la conquista.

No trato de ofender a nadie con esta obra: solamente respondo a interrogantes que mi conciencia plantea respecto de mi posición frente al actual estado de las comunidades indias de América.

Quiero saber hasta donde mi sangre puede asumir el compromiso que tengo con mi tierra y mis hermanos frente al dolor de los que, con nuestra ignorancia , inocente en algunos casos , hemos discriminado como si fueran ellos los culpables de su propia desgracia, cuando en realidad son la llama viva de nuestra conciencia, lo poco que queda de nuestra antigua dignidad, de nuestra bella cultura.

No intento hacer aquí anti-hispanismo: únicamente contribuir a conformar un todo agregando la parte que faltaba.

Una abuela india y un abuelo español transitan por mi sangre. Para que naveguen felices quiero darles un curso firme, apoyado en el respeto y el amor por mi propia cultura, tratando de entender por qué festejó todavía fechas que representan la muerte y el aniquilamiento de bellísimas expresiones artísticas que son parte del patrimonio cultural universal, y de sus creadores que fueron justamente mis antepasados.

América vive y yo soy parte de este cuerpo que se niega a festejar cuando en realidad quiere llorar.

Deseo ese respeto. Necesito la autocrítica porque nuestro futuro se erigirá con hombres conocedores de la verdad y fieles a ella.

Si no comprendemos que ya somos libres jamás alcanzaremos la verdadera independencia.



VICTOR HEREDIA

Fuente
http://members.nbci.com/_XMCM/takiongoy/letras.ht