Ilustro con estos video-registros la diferencia que Deleuze despliega en la meseta 14 entre lo háptico y lo óptico, esto sería, una visión próxima y una visión lejana.
Me interesó este par de conceptos porque me ayuda a describir estos dos tipos diferentes de experiencias. Uno puede ser “el que saca fotos” en una fiesta, y de ese modo puede mantenerse al margen de ella, o ser parte de la foto, y de ese modo no tener control de ese registro que desde fuera de la situación se está tomando.
El nómada siente el campo próximo, y desde sus sensaciones orienta su viaje. No hay una perspectiva que elimine los riesgos. El GPS hace abstracción del viento y los olores, los ruidos y los sabores.
En el video sobre lo háptico se muestra al ojo en una función que no encuentra horizonte ni perspectiva, ni fondo, ni estabilidad, ni forma, ni centro. A su vez el viento y los sonidos dominan la escena y las sensaciones.
En los videos sobre lo óptico, hay claramente un observador inmóvil externo, gracias al cual se tiene constancia de la orientación y perspectiva central. Así, el cielo funciona como medida y da horizonte y referencia para lo métrico. Luego se observa el traslado del cuerpo a través del espacio pudiéndoselo comparar con la fijeza del puente.
Puede ser interesante observar los últimos segundos del video “Lo háptico. Puenting” (a partir de 1:30) y comparar con el video “Lo óptico. Puenting 2”. Son dos registros simultáneos del "mismo" viaje.
Finalmente en este mismo video se cruza lo estriado o visión óptica. “Nunca hay que pensar que para salvarnos basta con un espacio liso”.
Lo háptico. Puenting.
Lo óptico. Puenting (1)
Lo óptico. Puenting (2)
Transcribo aquí algunos fragmentos significativos de la meseta 14:
El espacio liso y el espacio estriado, -el espacio nómada y el espacio sedentario, -el espacio en el que se desarrolla la máquina de guerra y el espacio instaurado por el aparato de Estado, no son de la misma naturaleza.
En el espacio liso, la línea es, pues, un vector, una dirección y no una dimensión o una determinación métrica.
Es un espacio construido gracias a operaciones locales con cambios de dirección. Estos cambios de dirección pueden deberse a la variabilidad de la meta o del punto a alcanzar, como entre los nómadas del desierto que van hacia una vegetación local y temporal.
El espacio liso está ocupado por acontecimientos o haecceidades, mucho más que por cosas formadas o percibidas. Es un espacio de afectos más que propiedades. Es una percepción háptica más bien que óptica. Mientras que en el estriado las formas organizan una materia, en el liso los materiales señalan fuerzas o le sirven de síntomas. Es un espacio intensivo más bien que extensivo, de distancias y no de medidas. Spatium intenso en el lugar de Extensio. Cuerpo sin órganos en lugar de organismo y de organización. En él, la percepción está hecha de síntomas y de evaluaciones más bien que de medidas y de propiedades. Por eso el espacio liso está ocupado por las intensidades, los vientos y los ruidos, las fuerzas y las cualidades táctiles y sonoras, como en el desierto, la estepa o los hielos. Chasquido del hielo y canto de las arenas. El espacio estriado, por el contrario, está cubierto por el cielo como medida y las cualidades visuales mesurables derivadas de él.
Se puede habitar en estriado los desiertos, las estepas o los mares; se puede habitar en liso incluso las ciudades, ser un nómada de las ciudades.
Ya hace mucho tiempo que Fitzgerald decía: no se trata de partir hacia los mares del Sur, no es eso lo que determina el viaje.
Pensar es viajar
En resumen, los viajes no se distinguen ni por la cualidad objetiva de los lugares ni por la cantidad mesurable de movimiento –ni por algo que estaría únicamente en el espíritu- sino por el modo de especialización, por la manera de estar en el espacio, de relacionarse con el espacio. Viajar en liso o en estriado, pensar del mismo modo…
Quizá habría que decir que todo progreso se realiza por y en el espacio estriado, pero que es en el espacio liso donde se produce todo devenir.
Para definir un arte nómada (…) en primer lugar la ‘visión próxima’, por oposición a la visión alejada; también el ‘espacio táctil’, o más bien el ‘espacio háptico’, por oposición al espacio óptico. Háptico es mejor término que táctil, puesto que no opone dos órganos de los sentidos, sino que deja entrever que el propio ojo puede tener esa visión que no es óptica.
Lo Liso nos parece a la vez el objeto de una visión próxima por excelencia y el elemento de un espacio háptico (que puede ser visual, auditivo tanto como táctil). Lo Estriado, por el contrario, remitiría a una visión más lejana, y a un espacio más óptico –incluso si el ojo, a su vez, no es el único órgano que posee esa capacidad.
Cezanne hablaba de la posibilidad de ya no ver el campo de trigo, de estar demasiado cerca de él, de perderse, sin referencia, en el espacio liso.
Un cuadro se hace de cerca, auque se vea de lejos.
El espacio liso, háptico y de visión próxima, tiene una primera característica: la variación continua de sus orientaciones, de sus referencias y de sus conexiones; actúa de vecino a vecino; por ejemplo, el desierto, la estepa, el hielo o el mar, espacio local de pura conexión.
Las orientaciones carecen de constante, cambian según las vegetaciones, las ocupaciones, las precipitaciones temporales. Las referencias no tienen un modelo visual que permita intercambiarlas y reunirlas en un tipo de inercia asignable a un observador inmóvil externo (…)
El espacio estriado, por el contrario, se define con las exigencias de una visión alejada: constancia de la orientación, invariancia de la distancia por intercambio de referencias de inercia, conexión por inmersión en un medio ambiente, constitución de una perspectiva central.
Allí donde la visión es próxima, es espacio no es visual, o más bien el propio ojo tiene una función háptica y no óptica: ninguna línea separa la tierra y el cielo, que son de la misma sustancia; no existe horizonte, ni fondo, ni perspectiva, límite, ni contorno o forma, ni centro (…).
La función háptica y la visión próxima suponen en primer lugar lo liso, que no implica ni fondo, ni plano, ni contorno, sino cambios direccionales y conexiones entre partes locales.
Evidentemente, los espacios lisos no son liberadores de por sí. Pero en ellos la lucha cambia, se desplaza, y la vida reconstruye sus desafíos, afronta nuevos obstáculos, inventa nuevos aspectos, modifica los adversarios. Nunca hay que pensar que para salvarnos basta con un espacio liso.
El filósofo... su carácter, su vida, su ser
Un filósofo: es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas extraordinarias; alguien a quien sus propios pensamientos le golpean como desde fuera, como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y rayos; acaso él mismo sea una tormenta que camina grávida de nuevos rayos; un hombre fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes.
F. Nietzsche
La escuela de Atenas, de Rafael
domingo, 26 de septiembre de 2010
sábado, 25 de septiembre de 2010
Bisonte fugaz
Estaban allí, en el vacío de la piedra, esos hombres, contemplando las figuras rojas salvajes, y la religión estaba allí con ellos. Eran los prisioneros platónicos invocando las sombras. ¿Magia o religión? Magia y religión. Aún la línea demarcatoria no surge.
La verdad se da en las paredes. Según Eliade, la vertical que traza el rayo deja su marca y carga a la horizontal profana con la revelación sagrada. La caverna es un juego en-demoniado. Pero no es un juego. Es un fuego.
El devenir de la llama nos expone al fluir del tiempo. El bisonte se nos va, y nuestro hambre herido nos conmina a tener que atraparlo. Lo encerramos allí, imagen eterna… ¿pasado remoto de la representación?
Bisonte fugaz. Te tengo en el entrecejo. El tercer ojo que conoce tu esencia te conjura. Mezcla de chamán y sabio, futuro filósofo.
El hombre comienza su despertar, se rasga el suelo mítico, se fisura la naturaleza.
La verdad se da en las paredes. Según Eliade, la vertical que traza el rayo deja su marca y carga a la horizontal profana con la revelación sagrada. La caverna es un juego en-demoniado. Pero no es un juego. Es un fuego.
El devenir de la llama nos expone al fluir del tiempo. El bisonte se nos va, y nuestro hambre herido nos conmina a tener que atraparlo. Lo encerramos allí, imagen eterna… ¿pasado remoto de la representación?
Bisonte fugaz. Te tengo en el entrecejo. El tercer ojo que conoce tu esencia te conjura. Mezcla de chamán y sabio, futuro filósofo.
El hombre comienza su despertar, se rasga el suelo mítico, se fisura la naturaleza.
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